viernes, 30 de enero de 2009

Yo tengo un sueño

Como hace cuarenta y cinco años tuvo Martin Luther King, yo tengo un sueño, yo también tengo un sueño.

Mi sueño es el de los humanos normales. Es vivir en una sociedad donde estemos en paz y armonía, trabajando para comer y comiendo para vivir lo más felices que sea posible.

Y en mi sueño no hay violencia, no hay judíos aplastando con sus carros de combate a los civiles que se encuentran a su paso, mientras el resto de los importantes del mundo civilizado les mira diciendo lo altos y guapos que son; no hay terroristas gilipollas y subnormales que matan porque solamente es eso lo que saben hacer, pobrecillos, mientras que otro puñado de perturbados dan “goras” a “eta” o “etas” a las gorras que tampoco creo que sepan diferenciarlo; no hay fantoches visionarios que se empeñan en invadir países buscando armas de destrucción masiva, que creo que tampoco saben muy bien que es eso porque su mente tampoco da para mas, pero que suena así como rotundo y queda bien; en fin que no hay gentuza de este tipo que parece que les han parido con la pistola en la mano, cuando en realidad, lo que llevan encima es solo mierda y por eso apestan.

Pero yo soy muy ambicioso, y mi sueño no se queda solo en eso, ya que en el tampoco están esos que se dicen políticos, que se dedican solamente a poner a parir a los del partido de enfrente, independientemente de lo hagan o dejen de hacer, que son un noventa y nueve por ciento de toda la clase política y que lo hacen porque desde pequeñitos les dijeron que eso era la política y que, como tampoco dan para mas, se lo creyeron. Tampoco están esos políticos que piensan que al ganar una elecciones han recuperado el derecho de pernada y desvían AVEs para que paren en su finquita, hacen grandiosos túneles para mayor gloria de su memoria aunque los ciudadanos tengan que pagar de por vida o meten a su país en las guerras de los visionarios fantoches sin darse cuenta que ni es su guerra, ni les consideran una mierda, y que se hacen mas fantoches que sus ídolos.

Tampoco están en mi sueño los cardenales siniestros que protestan contra el asesinato que supone el aborto pero miran para otro lado cuando es el turno de hablar de los judíos de los carros de combate, y eso que esos judíos fueron los que crucificaron a su Cristo. Ni están esos mismos cardenales que acusan de represión contra la libertad religiosa a unos autobuses que dicen que “tal vez Dios no existe” cuando ellos montan unos saraos de miles y miles de personas para decir, dando ejemplo de libertad religiosa, que la única religión verdadera es la suya y los demás no tienen derecho a vivir. Claro que aquí no me he de preocupar mucho porque como se dice normalmente, a estos infelices si que les quedan dos telediarios.

Están también ausentes en mi sueño, esos pobres banqueros que ante la crisis económica que está acabando con el mundo, tienen la desgracia de ganar alguna décima menos que el año anterior, o esos pobres hombres que, desesperados porque no pueden poner sus cientos de millones en bolsa u otros negocios para ganar el treinta o el cuarenta por ciento, tiene que poner esos dinerillos casi a plazo fijo para que les den un rendimiento solamente del diez por ciento, o esos directores de multinacional que se ven obligados a congelar el sueldo de los trabajadores a los que no despiden, aunque tengan que hacer el esfuerzo de llevarse todos los años unos cuantos millones de dólares de prima por su gestión.

Por último, aunque no de menor importancia, tampoco están en mi sueño esos pobrecillos periodistas que tienen la obligación de dar noticias falsas o a medias que es lo mismo, o exageradas que casi es peor. Porque aunque no sea bonito decir con grandes, perdón grandísimas letras, que los gilipollas subnormales anteriormente han matado a no se quien, ya que así les dan mas publicidad que es lo que quieren , o que tengan que poner con las letras de medio metro que “ esto se hunde” hablando de la crísis, aunque no se vaya a hundir y eso solo fomente el miedo y la reducción del consumo, todo lo tienen que hacer muy a su pesar para mantener el sacrosanto derecho a la información y porque el de al lado lo ha puesto en letras casi mas grandes que las suyas y, claro, pierden la parroquia. A los del corazón, por meterles también, en un grupo, y osar llamarles periodistas, los ignoro.

En fin, que yo tengo un sueño, en el que no cabe la bazofia anteriormente descrita, pero en el que caben el noventa y muchos por ciento de los ciudadanos, ciudadanos decentes y honrados, que trabajan o quieren hacerlo y que viven felices sin tener noticias de la panda de sinvergüenzas de los que me he ido acordando anteriormente. Yo tengo un sueño, pero que, ha diferencia de Martin Luther King, yo solo creo que es un sueño, imposible de llevar a la realidad, porque desgraciadamente, los sinvergüenzas anteriores existen y existirán, ya que, bajo ningún concepto van a permitir que su chollo se les acabe. Y porque para eso estamos ese noventaitantos por ciento de “otros ciudadanos”: par que nos maten, para pagar sus vicios, ser esquilmados por sus robos y, como normalmente se dice, poner el culo cuando ellos lo estimen conveniente.

Excepto que …………………….