viernes, 27 de febrero de 2009

EL GESTOR DEL PELOTAZO

Hace más de treinta años que entré en el mundo laboral. Hasta ese momento mi mundo había sido la vida universitaria, mis amigos y mi novia, había hecho el servicio militar, obligatorio entonces y el régimen de Franco había acabado. Había terminado el primer tercio de mi vida y comenzaba el segundo, no solo por mi comienzo de la actividad laboral, sino que también había comenzado la transición y me disponía a casarme.

Como decía, han pasado mas de treinta años, y ahora que estoy a punto de acabar ese segundo tercio de mi existencia y comenzar el tercero y último, y al mirar atrás, veo los grandes cambios que se han producido en todos los ámbitos, pero aquí quiero centrarme en la empresa.

Toda mi actividad laboral se ha desarrollado en cinco empresas, todas ellas multinacionales americanas de tecnología, por lo que la homogeneidad en todo, ha sido una constante. El paso de una a otra era casi una continuidad, sin grandes cambios. Esto me da pie a pensar que puedo contemplar estos treinta años casi como si hubiese estado en una sola empresa o al menos, en un solo modelo teórico. Pues bien, apenas puedo encontrar semejanzas entre ese modelo de hace treinta años y el de hoy. Soy consciente y asumo que todo en la vida está sujeto a cambio, pero puedo comprender malamente, como unos entes creados para la obtención de beneficio, tanto antes como ahora, pueden mostrar esa diferencia de, digamos, pensamiento. El modelo de antes resultaría anacrónico, casi una broma, hoy. Y el modelo de hoy, sería una estupidez y una autentica locura ayer. Trataremos de repasar los puntos fundamentales que yo entiendo que hay que contemplar en la empresa y veamos las posturas de ayer y hoy.

El primero sería el que es el propio objetivo de la existencia de la empresa: el beneficio. En mis comienzos el beneficio era algo que perseguía la empresa, tomado como un concepto continuo y maximizable de forma asintótica hacia el infinito. Los planes y objetivos se fijaban a corto, para la subsistencia, a medio para la estabilidad y a largo plazo para lo que se quería que la empresa llegase a ser en el futuro. Hoy el largo plazo no existe, el medio de antes es casi la utopía de hoy, y solo se trabaja para el corto plazo.
Esto está trasladado a las Bolsas de valores: Conceptos como el PER que contemplaban la empresa como un ente a perdurar en el tiempo, hoy son un mero chiste y no sirven para nada. Hoy, en las Bolsas, si se exceden las expectativas del trimestre, el valor se dispara, pero si le falta un poco, aunque las perspectivas de futuro sean grandiosas, se hunde de la forma mas estrepitosa. Hemos pasado del concepto de la empresa como valor para dar un beneficio con una perspectiva de futuro, al concepto de ente “aspiradora” en que lo importante es “rebañar” hoy todo lo posible, y del mañana ya pasaremos a ocuparnos cuando acabe este trimestre. No hay que ser muy inteligente para darse cuenta que hoy día, el pensar que una empresa va a estar ahí dentro de cinco años, es solo una mera utopía dependiente del azar.

De este primer aspecto, pueden derivarse el resto. El segundo y no menos importante, es el concepto de Director General, Consejero Delegado, General Manager, … . Antes, y una vez pasados los tiempos de empresas familiares, se intentaba buscar al gestor profesional, al experto capaz de liderar ese devenir de la empresa a lo largo del tiempo. Hoy este concepto difiere lo mismo que difiere el concepto de beneficio: Se busca a aquel que es capaz de generar más beneficios a corto plazo, sin que caiga en la tentación de intentar organizar algo estable. Como consecuencia, y en la misma línea, ayer los que dirigían tenían unos grandes y magníficos ingresos. Hoy tienen el “pelotazo”, porque no puede denominarse de otra forma a las ingentes cantidades de dinero que se llevan en cada periodo, aunque dejen a la empresa al borde de la bancarrota, ya que eso es futuro pero en el periodo los beneficios han sido fantásticos.

Un nuevo concepto que no se parece en nada es el del factor trabajo. Desde que se empezó a considerar que este factor era el mas importante en el proceso productivo empresarial, estas grandes empresas comenzaron a “mimar” al factor trabajo. Se intentaba contratar a los mejores profesionales, y se intentaba que sintieran la Compañía como algo casi propio. Se intentaba que se sintiesen orgullosos de pertenecer a la empresa y que no tuviesen ninguna apetencia por cambiar. Para ello se les daban buenos salarios, y una serie de beneficios asociados al empleo como seguros, médicos, planes de compra de acciones a precios ventajosos, y otros de esta índole. Y lo conseguían: El factor trabajo, en un alto porcentaje estaba orgulloso de pertenecer a esa empresa, se sentía considerado y se volcaba en su trabajo. No hace falta explicar como está hoy considerado el factor trabajo: Se despide a trabajador “senior”, no por “viejo”, sino porque gana mucho dinero, sobre todo si viene arrastrado de “otros tiempos”, y se le sustituye por el mileurista o el becario, pero siempre dentro del concepto de temporal. Si este tiene carencia de conocimientos, da igual, porque lo importante es que cueste poco. Normalmente, el trabajador hoy, sigue las directrices que ve en sus mentores: Trata de entregarse lo menos posible, “chupar” los mayores conocimientos y saltar a la empresa de la acera de enfrente en cuanto que le den cian euros más. Es el viejo concepto de mercenario dicho con todo el respeto y todo el derecho del mundo a este comportamiento. Y así, en nuestra empresa se vuelve a contratar a un nuevo empleado y se le enseña y se le tiene unos meses hasta que vuelve a irse. Pero el coste en euros es pequeños, En euros, pero …

Y aquí enlazamos con otro concepto: El cliente. El otrora mimado cliente a cuya satisfacción iban dirigidos casi todos los esfuerzos, ha pasado a ser un mal que tiene que existir porque es el que paga las facturas. El cliente se siente abandonado, se le hace poco caso y desaparecen de su espectro aquellos interlocutores que mas le gustaban porque eran los que sabían y resolvían, pasando a ser sustituidos por animosos muchachos deseosos de aprender. Y claro está, al cliente no le gusta. Y a lo mejor no nos compra el año próximo, pero da igual en tanto siga comprando este trimestre.

Otro factor a considerar es el de la globalización de servicios. La terminología de moda se ha asentado en la empresa de hoy cuando antes era algo inconcebible. También es cierto que hoy es posible hacer esto por el formidable despegue de las comunicaciones, pero hay veces que no parece lo más conveniente. Antes un cliente sabía que “su tema” se manejaba aquí, y que lo hacía alguien con quien podía hablar y que, en ocasiones, y si era necesario, iba a verle para asegurase de cómo quería las cosas y si era mejor hacerlas de una un otra forma, acordándolo entre ambos. Hoy, con suerte, tiene un teléfono de Panamá o Singapur para poder llamar, que la mayoría de las veces no sabe que es de allí porque si no, no llamaría, y de lo que se entera cuando llama: Y además de estar en Panamá o Singapur, nota perfectamente que la persona que le atiende no sabe nada de él, lo que le molesta profundamente, predisponiéndolo contra la empresa.

En fin, que se podrían seguir analizando factores, pero no pensamos que nos llevase a ningún sitio. Básicamente, y resumiendo, podemos ver la contraposición entre dos entes muy diferentes.

Uno, el antiguo busca el beneficio como algo continuo y a largo plazo, y hace lo que cree que es bueno para ello, mimando al cliente y al trabajador. Piensa que de esta forma, es capaz de dar un mejor producto o servicio que le llevará a mantener a sus clientes y a ir ganando los de la competencia con lo que incluso crecerá.

Otro, el de hoy, busca llevarse la última moneda que encuentre hoy por delante, incluso a costa de la insatisfacción de trabajador y cliente, con lo que producto o servicio será peor pero mas barato. Los clientes que se le “caigan” serán compensados con los que se llevará del competidor al que se le caerán otros por los mismos motivos. Y mañana, “Dios dirá”. Y además piensa que puede crecer hasta el infinito.

Que el lector juzgue.

Yo estoy a punto de acabar la segunda parte de mi vida y comenzar la tercera y última. Seguramente mis pensamientos solo sean viejas historias del “abuelo Cebolleta” de turno. Las perspectivas que tengo del futuro de la empresa, me hubiesen producido tristeza si aún estuviese en alguna de las dos primeras en las que estuve y, sobre todo, en aquel tiempo, pero respecto a esta última y respecto al tiempo actual, no me producen ninguna tristeza, porque antes, como empleado, consideraba la empresa un poco mía, y ahora me importa poco si tiene éxito o no, si se acaba mañana o sigue adelante algunos años. En cualquier caso, estoy seguro de que, como mucho, serán solo unos poco años, ya que no hay ninguna perspectiva de futuro a largo plazo. Entre tanto, otras nuevas empresas se crearán, donde irán los gestores a seguir con sus “pelotazos”.

En fin, que a mi me da igual. …. No, no es cierto, no me da igual, me produce una inmensa pena, por que pierde el empleado, pierde el cliente, pierde el accionista, y solo ganan los que ganan: Los que llamaremos “Gestores del Pelotazo”.

jueves, 26 de febrero de 2009

ILUSIONES DE UN ILUSO

Sueños de una juventud
Ilusiones de un iluso ilusionado
Que soñaba un nuevo mundo
De justos, generosos y honrados.

Ilusión de aquel Paris
En el que todos lucharon
Excepto, creo, que otro y yo
Que estuvimos aquí al lado.

Universidad con “grises”,
De carreras y caballos,
En la que también todos
Excepto yo, pelearon.

Y aquellos cantos de ira,
Que de libertad tornaron
Y aquellos años de ilusión
Y vuelta de los exiliados

Y todos eran tan buenos
Tan luchadores y honrados
Que vida daban al pueblo
Caso de ser necesario

Y hoy miro a mi alrededor
Y contemplo con espanto
Que aquello solo fue eso
Los sueños de un desgraciado

Que como imbécil creyó
Que los hombres eran altos
Y hoy ve con pena profunda
Solo un atajo de enanos

Enanos, no de estatura
Sino de significado
De dignidad y de honra
Que solo son dignos de llanto

Sueños de mi juventud
Ilusiones de un iluso ilusionado
Que creyó en la humanidad
Y hoy solo malvive hastiado.

CANSADO ESTOY

Cansado estoy, muy cansado
De ver a hombres podridos
Invocando grandes mitos
Solo vacios y vanos

Cansado estoy, muy cansado
Viendo como son más dignos
Los ciudadanos de a pie
Que los prohombres de Estado

Cansado estoy, muy cansado
De ver tanto sinvergüenza
Inflándose al decir ley
Sin ver su significado

Cansado estoy, muy cansado
Con tanto político golfo
Con tanto defensor de honras
Que es ladrón disfrazado

Cansado estoy, muy cansado
De ver como se pelean
En pro de la ley y el orden
Los de uno y otro lado

Cansado estoy, muy cansado
De alimentar desalmados
Que en aras de la democracia
Ahitos están de robarnos

Cansado estoy muy cansado
De que además de ser puta
Tenga que poner la cama
Como dice el dicho castellano

Cansado estoy, muy cansado
De salvapatrias ladrones
Y ganapanes corruptos
Sin tener remedio a mano

Cansado estoy, muy cansado
Cuando le hacen a un hombre
Pensar que un Robespierre
Pudiera resolver el caso

Cansado estoy, muy cansado ….