miércoles, 6 de febrero de 2008

Como ha cambiado la vida

El otro día leía unos chascarrillos de esos que envían por Internet y dan la vuelta a medio mundo, en los que se referían, en clave de humor pero con ese poso amargo que da lo real, a los grandes cambios en la vida desde hace veinte o treinta años. Uno de los mencionados chascarrillos venía a decir que si hace treinta años hacías alguna faena en el colegio, el profesor te daba dos bofetadas, y cuando llegabas a casa, tu padre te daba otras dos, mientras que hoy día, el profesor te pide perdón y cuando llegas a casa te felicitan y te regalan una moto. Indudablemente, esto es una exageración, pero con un poso, como antes decía, de verdad.

Por otra parte, ayer tarde estuve en el dentista, y durante mi estancia en la sala de espera que está situada cerca de la entrada del piso, donde permanecí algo mas de media hora, estuve escuchando llorar, parecía que en la escalera o en el portal, a un chico. Y más que llorar, se podría emplear el término de “berrear”. El ritmo era variable y cada minuto mas o menos, el muchachito cogía fuerza y aumentaba el ritmo y el volumen con autentica rabia. Era la típica rabieta o pataleta que a los niños les da de vez en cuando. También se podía oír algunas veces, y cuando el volumen bajaba un poco, un leve cuchicheo que yo me imaginaba era el típico de la madre o la abuela intentando calmar a la “fiera”, que lo único que producía en el niño, era un incremento en el ritmo y el volumen y , permítaseme decir, la “mala leche”.

Y uniendo lo de los chascarrillos del comienzo con esto último, se me ocurría pensar, en la reciente ley que penaliza el pegar a los niños, cosa que, en un principio me parece muy bien, pero que en casos como el de ayer, creo que debería contemplar una razonable excepción. Porque les aseguro que si ayer no salí de la consulta yo mismo y me fui en busca del niño para arrearle dos bofetadas, fue porque me llego el turno y abandoné la sala de espera. Y es que estoy convencido que ayer, la terapia correcta y oportuna para el pequeño monstruo, hubieran sido dos magnificas bofetadas que le habrían dejado suave como un guante. Y como decía La Codorniz, sillín es a sillón como cojín es a X, y me hubiese importado ayer tres X que me cerrasen la edición o lo que es lo mismo, en este caso, que me hubiesen penalizado por “maltratar” a ese tierno infante.

lunes, 4 de febrero de 2008

Mas estupideces

Y seguimos con las estupideces. No se si se han vuelto todos locos o es que no dan para mas. La última, en boca del vicepresidente de la conferencia episcopal cardenal Antonio Cañizares, que dice que el presidente del Gobierno con sus críticas a los obispos «no callará jamás» la voz de la Iglesia porque su palabra es «la de Cristo».

¡ Hombre, que “no callará jamás la voz de la Iglesia” pues, bueno!. Si se refiere a que no callará la voz de un puñado de obispos y cardenales, vale. Decir que ese puñado de obispos y cardenales son la Iglesia, ya me parece pasarse, porque recuerdo que, cuando estudiábamos el catecismo, salvo que lo hayan cambiado que todo es posible si interesa, se decía que la Iglesia éramos todos. Pero decir que su palabra “es la de Cristo”, me parece de una impertinencia y una petulancia que alcanza, según decía al principio, la estupidez más profunda y consistente.

No se lo que haría Cristo si estuviese aquí, pero desde luego, dedicarse a decir las sandeces que dicen estos señores, estoy seguro que no. Siempre consideré y considero a Cristo como alguien mucho mas serio que toda esta pandilla de soplagaitas impresentables. Cristo me merece todo el respeto. Ellos no.

Y la vida sigue, y ellos se quedan sin clientela, y tratan de evitar lo inevitable si siguen asi. Y realmente sería muy fácil. Solo tendrían que intentar ser normales y comportarse como tales. Pero mientras que se empeñen en lo contrario, mal van. Y para colmo, les están haciendo un flaco favor a sus patrocinados políticos, que con esa ayuda, han perdido, están perdiendo y perderán cada vez más apoyos, porque la gente, ante todo es normal, y lo no normal, por decirlo en plan fino, no le gusta.

sábado, 2 de febrero de 2008

El bobo

El bobo ataca de nuevo. Casi se nos había olvidado, ya que actualmente no forma parte de nuestras vidas como antaño. En su mejores momentos, sus bobadas fueron muy comentadas: El hablaba catalán en la intimidad o ponía las piernas encima de la mesa mientras hablaba con su amigo “Yoooooorg”. Y ahora aparece de nuevo como queriendo recuperar el tiempo perdido. Parece como si hubiese estado meditando durante largo tiempo alguna bobada mayor que las anteriores, de forma que causase mayor impacto que el causado con las otras. Y al fin lo ha conseguido, ya que acaba de afirmar, categórico y sin siquiera sonrojarse: “El terrorismo nació con el Mayo del 68”.

Si esto lo dice el tonto del pueblo, produce risa, pero si esto lo dice una persona que ha ocupado el cargo que ha ocupado el bobo, nos produce un escalofrío, al pensar que el destino de un país ha estado ligado a este ente. Pero las cosas son así, solo podemos decirle al bobo que, para que no diga bobadas, hay una cosa que se llama historia, y unos señores que se llaman historiadores, y que normalmente, y a ciertos niveles, se debe acudir a ella, bien directamente o a través de ellos si no se da para mas, para evitar decir tales bobadas.

Realmente, el pobrecillo lo que da, es pena.