Tal vez soy demasiado mayor para comprender algunas actitudes, y es por eso que me asombro de algo que debe ser normal. Pero soy así y por ello lo manifiesto.
Ayer, el martes después del famoso lunes negro de este invierno, estaba haciendo eso que se le llama “zapping” o algo así, o sea, cambiando de canal ya que en todos o casi todos había anuncios, cuando pasé por uno, desgraciadamente no me acuerdo cual, ya que al oir lo que decían hasta me puse nervioso y solo acerté a quedarme con algunas frases y con una cara pálida, triste, quejumbrosa y seria que las decía. Tal fue mi sorpresa e incredulidad que acabé apagando la televisión y poniéndome a leer, aunque realmente aquello que la cara pálida y triste decía no dejo de bullir en mi cabeza. Y cuando quise reaccionar y encender de nuevo la televisión, ya no lo encontré ni pude deducir en que canal había sido.
Y las frases que escuche de aquel alma en pena, que insisto, estaba pálido y no rojo de vergüenza por decir lo que estaba diciendo, decían algo así como que el gobierno tenía armas, poder y forma para superar la crisis económica internacional del momento. Y entonces me pregunté, si después de esto, no se acusaría también al gobierno actual de haber matado a Kennedy, que parecía haberse convertido en el paradigma del absurdo en las últimas décadas, pero que viéndose lo que se está viendo, pronto habrá que cambiar ese paradigma por el de “Zapatero tiene la culpa”.
No voy a intentar juzgar ni al gobierno ni a la oposición, ya que están en su derecho todos de hacer, pensar y decir lo que les de la gana, e incluso sin sonrojarse, pero esto que he comentado anteriormente, me parece tan ….. tan …… tan fuerte como hoy se dice hoy, que creo que era digno de mención. ¡ Los españolitos arreglando la crisis económica internacional, y no por medio del Espíritu Santo como se hacía antes, sino porque tienen medios, poder y todo a su alcance para hacerlo y de una forma fácil!.
Solo me falta saber si el sujeto en cuestión es economista o no, pero claro, a la hora de manifestar cara dura sin un ápice de turbación, lo que no dudo es que es un magnífico actor, porque si no lo fuese, la denominación debería ser, o bien de sinvergüenza compulsivo o bien de perturbado profundo.
En fin, que no merece la pena seguir con el tema. La única pena es que puede haber gente que se lo crea, pero, por muy inocente que sea la gente, cada vez lo es menos y estos individuos, cada vez están mas calados, y como se decía cuando yo era joven, tienen menos porvenir que “un espia sordo”.
miércoles, 23 de enero de 2008
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