martes, 26 de abril de 2016

CUENTO A LA ENAMORADA


Hoy me gustaría hablarte de hadas y gnomos en plan casi infantil. Si ahora lo intento, veo un grupo de hadas revoloteando alrededor de un macizo de flores, en el bosque, eso si, un bosque de los de cuento, que cuando se va a un bosque de verdad, macizos de flores hay pocos, menos incluso que hadas, que hadas sentimos que hay muchas, solo que como son medio transparentes, sabemos que no podemos verlas, pero que estar, están. También están siempre los gnomos, solo que, al igual que las hadas están revoloteando, ellos están en el suelo, normalmente cantando alegremente y jugando al corro. ¡A que si es verdad que se les ve al ir al bosque!-

Los que no los ven ni las ven, son gentes que se empeñan en mirar con los ojos de la cara, y hay que mirar con los otros, con los de la imaginación, que nos vuelven un poco a la niñez, y que son los que nos permiten ver cosas mas dulces y luminosas que los que dicen “de verdad”, cuando realmente, los “ de verdad” son los otros, que si no fuese así, las cieguecitas de los cuentos, no verían, y resulta que son las que mas ven. Claro que, a lo mejor es porque ven, no con los ojos de la imaginación, sino con los ojos de la ilusión y la vida, y con esos ojos se ve estupendamente.

¿Y que me dices de los ojos de los sueños?. Que haberlos, también "haylos". Para mi son los mejores. Son los ojos que te permiten ver mas lejos, aunque sean menos dulces e inocentes que los de la imaginación, pero con los de los sueños, yo soy feliz, que con esos veo lo terreno, las ilusiones en conjunción con ello, las hadas, los gnomos, y hasta las cosas que no son, que las hadas y gnomos si son. Varias veces he escrito lo de “gnomos” y desde ahora, escribiré enanitos, que antes, en nuestros cuentos, en nuestros sueños, en nuestra realidad, cuando éramos niños, los que teníamos cerca eran los enanitos y a los gnomos no les conocíamos.

Y eso que, qué hay mejor que llegar a un claro del bosque, sentarnos sobe la hierba, y contemplar a un grupo de hadas revoloteando sobre un macizo de margaritas, mientras que los enanitos, cogidos de la mano, bailan a su alrededor en un amplio corro. Yo no voy al bosque demasiado, pero he pensado que seguramente, muchas noches, voy a aprovechar para ir un ratito, que según gano en edad, dignidad y gobierno, me noto que respiro mejor en ese ambiente, del bosque. Hace un rato, para probar, lo he hecho, y se estaba fantásticamente. Eso si, tienes que ir a un bosque de los de cuento, que esos que llaman reales son un poco tristes. Voy a hacer una cosa, me voy a buscarte ahora y vamos.



¡Qué bien, que bonito paseo hemos dado!. Claro que te he visto muy dormida y lo mismo no te has enterado mucho. Yo si he disfrutado un montón, que para mi no hay nada mejor que pasear contigo de la mano, charlando con algún hada, y hoy, Guillermina me ha caído muy bien. ¿Qué no te has enterado de que hemos estado con Guillermina?. Ya te he dicho, que te veo cansada y tienes que dormir mucho, pero, seguro que si haces memoria, te acuerdas de ella. Era un hada rubita, con carita angelical, con sus alitas trasparentes y una zapatillas de esas de bailar, blancas, muy bonitas. … Bueno, si no te acuerdas no pasa nada, que verás como para la próxima noche se arregla eso. Tú, por si acaso nos apetece, cuando te duermas, hazlo preparada para que vayamos al bosque.

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