jueves, 3 de marzo de 2016

MI BARRIO Y LOS DE ALLÁ


Es mi barrio un lugar de acomodo. Antes vivían en él, los de aquí, y ahora, la mayoría son de allá, de otros sitios mas lejanos, y muchos de ellos, de allá abajo. Tengo un peluquero que es de allá abajo, que corta el pelo bien y sonríe. Yo le llamo Mohamed, que muchos de allá abajo se llaman Mohamed. Cuando voy a verle, siempre está ocupado con alguien, normalmente también de allá abajo. Le digo que vuelvo en media hora y que me guarde el sitio. Mohamed sonríe y me dice que de acuerdo. A la media hora vuelvo y Mohamed sigue ocupado, por lo que me siento y espero otra media hora. Si me quedase al llegar la primera vez, también esperaría media hora. Luego Mohamed me corta el pelo y me recorta la barba, y como es buen peluquero, me lo deja bien o, al menos, como yo quiero, que lo de bien y mal es siempre relativo. Luego le pago, me sonríe y me voy. Volveré a ver a Mohamed en unas semanas para que repita la faena.

Hay también un chino en mi barrio al que llamo Mustafá, que no es chino sino también de allá abajo. Y le llamo Mustafá porque empieza por “M”, aunque eso de Mustafá creo que es mas de la derecha según se mira al mapa que de allí abajo, pero suena un poco a lo mismo y también empieza por “M” con que así no me lÍo. Mustafá es mas serio aunque hace bien de chino, que es todo un arte. Hacer de chino sin serlo tiene un gran mérito. Vende las cosas propias de su chinez y entro de vez en cuando, la mayoría de las veces, no porque necesite nada, sino para comprar algo que no necesito pero que es barato. Tengo menos confianza con Mustafá que con Mohamed, aunque los dos empiecen por “M” para no liarme.

Hay otros de allá abajo, bastantes, que se mueven por el barrio, pero a esos no los he puesto nombre que no los trato. Si se lo pusiera, empezaría por “M”. Son buena gente en general aunque bastante machistas, que para eso son de donde son, que allí está mal visto ser de otra forma. Muchos están desocupados que eso del empleo está chungo. Claro que mas chungo está allá abajo, y por eso se vinieron. Y supongo que también porque es una escusa para salir de allí.

Además de los de allá abajo, los hay de otros sitios. Bastantes son chinos de los de verdad, no como Mustafá. Son de ojos achinados, serios y al moverse me recuerdan a las hormigas, ordenados, lentos pero ligeros y con pinta de ser eficaces. La mayoría de las tiendas de los de antes de aquí, son ahora de los que no son de aquí, y principalmente de los chinos. Los hay también de otros sitios pero a eso se les conoce menos por el aspecto. Luego, si hablas con ellos ya les vas situando.

Los de aquí, los de antes, se van muriendo y no son sustituidos por otros de aquí, por lo que no está mal que los que no son de aquí, vengan a ocupar los sitios que dejan vacíos, que si no, serían las ratas las que ocuparían esos lugares. Por eso, aunque les critican, yo les aprecio y les agradezco que nos hagan compañía. Dentro de poco, la mayoría no serán de aquí, ya que los de aquí no estaremos.


Muchas cosas se pueden contar de mi barrio, que ahora está de moda, pero hoy solo nos hemos limitado a hablar un poco de los que no son de aquí. En otra ocasión hablaremos de otras cosas.

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