Bueno, vamos a comentar algo de don Pelayo, que
cada vez que digo este nombre, recuerdo que en la OJE (Organización Juvenil Española), que
era la juventud falangista, había diversas categorías por edades, y una era la
de los pelayos, aunque la mas popular fuese la de flechas. Recuerdo aquello de
“lanzate al cielo, flecha de España, que un blanco has de encontrar, y han
florecido rojas y frescas las flechas de tu haz”. Era lo que se llevaba en mi infancia.
En la última época visigoda anterior
a la invasión, el territorio estaba dividido en comarcas o condados, con un
conde a la cabeza. Con la invasión, los árabes apresan o matan a los nobles y
condes, dejando tranquilo al pueblo para que siguiese trabajando la tierra, que
no eran tontos y no lo iban a hacer al revés. Por tanto, son escasos los nobles
y condes que se libran, y los que quedan, generalmente, son de territorios en
los que, por la dificultad orográfica o por el escaso valor económico, son
dejados de lado o para mas tarde por los invasores. Estos condes, al no tener
una autoridad superior, rápidamente se autoproclaman duques o reyes, que les
sale gratis y nadie dice ni pío. Y en las comarcas (“co” de conde o condado y
“marca” que era el nombre de las comarcas antiguamente) donde el conde ha
desaparecido, alguien de la nobleza toma posesión. Todos estos territorios se
convierten en pequeños estados que hacen la guerra al invasor como pueden,
generalmente con pocos medios
En el territorio que nos afecta, esa
parte muy montañosa de Asturias, no tienen conde y se aprestan a poner uno, y
los pocos nobles y poderosos que quedan por allí seleccionan a uno con linaje
real, ya que cuanto mas “pedigrí”, mejor, y la elección cae en el Duque de
Cantabria, hijo de un Favila, padre de otro Favila y nieto del rey godo
Recesvinto. Esta es la versión del origen mas probable de Pelayo, aunque no hay
nada seguro de toda aquella historia. Los árabes, sin embargo, le llamarán El
Rumí, el romano.
Parece que Pelayo nació en Tuy, fue
rey a los 23 y murió a los 44, que en aquel tiempo se duraba poco. Según
crónicas árabes, hubo una insurrección en Cantabria, y durante la represión,
Pelayo huyó a los montes asturianos, de ahí que se encontrase allí cuando hizo
falta un rey. En el tema de Covadonga parece que hubo nobles visigodos, aliados
de los árabes, implicados, que debieron ayudar o espiar para Pelayo ya que
después de la escaramuza de Covadonga, fueron degollados unos cuantos, entre
otros algunos famosos por otros temas que ahora no vienen al caso, como el conde
don Julián o don Oppas. Y llamo a lo de Covadonga, escaramuza, porque parece que
fue eso, una simple escaramuza en la que una columna de moros que buscaban a los
rebeldes, cayeron en una emboscada de Pelayo y sus chicos, siempre sin olvidar a
apóstol Santiago Matamoros y su caballo blanco. Pero esta escaramuza se
“convierte” en gran batalla que al ser el comienzo o renacer de esto llamado
España, había que darle la categoría debida.
El caso es que Pelayo murió a los 44
como digo antes, y le sucedió su hijo Favila, que también tiene una leyenda
asociada, la de que fue muerto por un oso, Se basa esto en un capitel en el que
en cuatro escenas se cuenta esto. Parece mas probable que muriese en un combate
de honor con alguien llamado Ursus. Pero vaya usted a saber.
Fue éste sucedido por Alfonso, el
marido de una hermana de Favilín y yerno de Pelayo, y que accedió al trono con
el nombre de Alfonso I. Por aquel entonces, el territorio cristiano asturiano se
había ya expandido por el norte, siempre en torno a las montañas, que los árabes
no tienen en su pueblo muchas, y aquello de las peleas en estas zonas no se les
debía dar especialmente bien.
Y ya dejo la historia hasta que se me ocurra otra.
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