domingo, 28 de febrero de 2016

LA FIDELIDAD DEL PUEBLO


Se llamó Culto de la Razón y Culto del Ser Supremo, a una serie de fiestas cívicas y pseudoreligiosas, que se celebraron en Francia durante el Terror, la fase de la Revolución Francesa dominada por el jacobinismo en general y que se personaliza en Robespierre. En concreto, lo del Ser Supremo era una especie de sustitución que se hacía de dios, para que la gente pudiese dar rienda suelta a su fervor religioso.

No voy a contar ahora, nada, o casi nada mas del Ser Supremo, que ha sido solo un preámbulo para posicionarnos.

Un agradable día de Mayo de 1794, los ciudadanos de París se reunieron en un parque para celebrar el día del Ser Supremo. Maximilien de Roberpierre, jefe del Comité Nacional de Salud Pública, iba a ser el protagonista. Un Robespierre atildado, con un traje azul cielo y medias de seda blancas, pronunció el discurso de inicio de la festividad. Había sido durantes esos años, la salvaguarda de los ideales de la Revolución, cuidándola de todos los politiqueos y políticos que se habían puesto por medio, implantando el reinado del terror que había llevado a todos esos "indeseables" a la guillotina y había guiado sabiamente al país por entre una guerra contra austriacos y prusianos, por lo que la gente le adoraba. Las causas de la adoración es, parece ser, porque era el típico ser encantador y seductor, que encandilaba a las multitudes, y especialmente a las mujeres, principalmente porque vivía muy modestamente, se negaba a transigir con nada que no fuesen los ideales del pueblo, estaba totalmente entregado a la Revolución, decían que era guapo, y todas sus manifestaciones las hacía en un lenguaje y una formas románticas que trasmitían “calor” a las gentes. Y su discurso rindió más aún a aquellos ciudadanos que le escucharon. Era un dios para ellos.

Dos meses después de ese su gran triunfo, en Julio, se presento delante de la Convención, digamos que el multitudinario parlamento que gobernaba el país, para hacer otro discurso, con sus realizaciones y planes, y sabedor de su magnetismo y de su siempre magistral puesta en escena, se volvió a presentar con su impecable traje azul cielo y sus medias blancas, a hablar en la tribuna de oradores. Iba a exponer sus planes sobre el final del reinado del Terror, como tema estrella, y durante tres horas habló de realizaciones y éxitos, así como de los enemigos y obstáculos que había habido en el camino. La reacción fue también entusiasta pero algo menos que dos meses atrás, ya que a muchos les había cansado la larga duración de su intervención. Un hombre llamado Bourdon se levantó, y le reprobó tímidamente esa larga duración y algún otro pequeño aspecto del discurso. De inmediato, otros se levantaron, le acusaron de vaguedad en su mensaje, de omitir los nombres de los enemigos del pueblo, y acabó siendo abucheado.

En dos días, fue guillotinado, entre el regocijo popular. No solo para los integrantes de la Convención, sino para su querido y amado pueblo que le idolatraba, se había convertido, en dos días,  en el personaje mas odiado.

Su éxito, sus buenas características personales y su buen hacer, aunque fuese por los medios que fueron, pero en defensa de la Revolución, habían concitado muchas envidias y el rencor en mucha gente que solo esperaba su oportunidad. Su destino no fue por el terror que había implantado, sino, paradójicamente, por la exposición de sus planes para terminarlo. .

El documento de donde saco esto, que habla del carisma como uno de los aspectos para seducir, dice: “El carisma es tan volátil como las emociones que despierta. En la mayoría de los casos inspira sentimientos de amor. Pero estos sentimientos son difíciles de sostener


Esto es solo una muestra de lo que nos encontramos continuamente en la vida diaria. Si eres como la mayoría, mas o menos golfo, mas o menos de todo, y pasas desapercibido, no hay mucho problema, pero como destaques en algo y sobresalgas de esa medianía, van a por ti, eso si, en cuanto pueden, que mientras te doran la píldora.

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