domingo, 8 de mayo de 2016

EL CABALLO DE ESPARTERO


Rememorando que hace unos días estuve viendo unas cosas relacionadas con Baldomero Espartero , se me ha ocurrido que, en nuestro tiempo y lugar no se podía hablar de él, sin comentar lo de su famoso caballo, que hoy es casi mas importante que el dueño. Bueno, no se si hoy, pero ayer, bueno, hace mucho, o sea, cuando yo era joven, el hacer referencia a los huevos del caballo era un tema de varias veces al día, que recuerdo que se decía mucho aquello de “tienes mas güevos que el caballo de Espartero”. Y luego, hubo un tiempo en el que se añadía después, “… que era una yegua”.

Bueno, lo primero que creo que no se sabe, o al menos no viene en las biografías, es si tuvo un solo caballo o, la referencia al noble bruto, como se dice normalmente, es algo simplemente de la o las estatuas. Yo siempre he pensado que la frasecita era debida a los atributos de macho que tenía la estatua que hay en Madrid, en la confluencia de Alcalá con O’Donnell, pero buscando, buscando, parece que el origen de la frase está en otra estatua ecuestre que le hicieron a don Baldomero en su pueblo natal, Granátula de Calatrava, que está en la comarca de Almagro.

En 1991, el ayuntamiento de ese pueblo le encargó a José Lillo Galiani, un escultor, una estatua ecuestre de su más célebre hijo. Y el escultor se puso a ello. Un día, el alcalde de la localidad, visitó al escultor en su taller para ver como iba la estatua, y se puso a observarla, haciendo especial énfasis en la contemplación de los “güevos” del caballo, y volviéndose al artista, le dijo: más, más, los huevos se los haces más grandes. Galiani tranquilizó al edil y le dijo que eso lo haría, aunque nunca lo hizo, que pensó que aumentarlos le dejaría en ridículo, ya que eran lo suficientemente hermosos. Y es que también el hacerlos mas grandes y aplicando los dichos sobre el tema, supondría decir que “tiene unos cojones que se los pisa” o que “necesita una carretilla para llevarlos”, y no quiso pasar por ello. 

Pero al margen de esto, parece que el dicho, cuya autoría se disputan madrileños y riojanos, realmente viene mas porque las dos estatuas, la de Madrid, y la de Logroño, copia la segunda de la primera, ambas de finales del XIX, y obra del escultor catalán Pablo Gibert y Roig, los tienen bastante grandes. La única diferencia entre ambas estatuas es que, en la de Madrid, don Baldomero lleva el sombrero en la mano, mientras que en la de Logroño, lo lleva puesto.



Según las crónicas, las estatuas gustaron mucho, y toda la prensa se volcó en alabarlas y en resaltar la exactitud de los rasgos del jinete con el personaje real, pero en ningún lugar de los periódicos que difundieron noticias al respecto, figura mención alguna a los atributos del animal. Algunos dicen que el magnifico tamaño de dichos atributos se deben a que el artista quiso resaltar con ello, el arrojo, la arrogancia y el valor que había tenido el jinete, pero es pura especulación, que en ningún sitio consta que el autor tuviese esa intención, y no sería la primera vez, ni la última, que la crítica interpreta lo que le apetece sobre intenciones y deseos ocultos que solo existen en sus mentes calenturientas.

En fin, que ya sabéis, que el caballero de don Baldomero, no es una yegua en ninguna de sus estatuas, y que efectivamente, el caballo de Espartero tiene los “güevos” muy gordos.


Queden en paz jinete y caballo, queden también en paz nuestras cuitas al respecto, y quédeme yo en paz por no haber titulado esto "Personaje famoso: El caballo de Espartero”, que a punto he estado de hacerlo, pero me ha parecido que si lo hacía, me pasaba un pelín, aunque estoy seguro que el noble animal tuvo mas méritos que muchos a los que hoy se cataloga como personajes.  

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