Tiene 81
años, menos potencia de voz, con movimientos mas lentos, los propios de un
anciano, pero tiene el corazón mas grande que nunca, y aún a “baja potencia”,
la misma entonación, el mismo calor, los mismos sentimientos y la misma rebeldía.
Grande, Paco, muy grande, inmenso, como siempre. He reído, he llorado y he
sentido como hace mucho que no sentía, con fuerza, con alegría, con ganas de
hacer de nuevo. Y aunque todo esto haya sido seguramente efímero, ha merecido
la pena.
Éramos
viejos la mayoría, viejos nostálgicos de un tiempo pasado, pero Paco nos ha
puesto con la misma rabia, con el mismo ardor, con las mismas ganas que hace
muchos, muchos años. Y hemos cantado. Hemos dicho, que necesitábamos decirlo
para continuar viviendo, aquello de:
“Las tierras, las tierras, las
tierras de España
las grandes, la sola desierta
llanura
galopa caballo cuatralbo, jinete del
pueblo
que la tierra es tuya
A galopar, a galopar, hasta
enterrarlos en el mar
A galopar, a galopar, hasta
enterrarlos en el mar”
Y lo hemos
dicho con la misma fuerza y el mismo sentimiento que antes. Y hemos galopado
por los caminos del tiempo, pisando con nuestros caballos toda la inmundicia, toda
la basura que nos rodeaba y que nos rodea, que es la misma de entonces.
Y hemos
cantado. Hemos dicho, que necesitábamos decirlo para continuar viviendo,
aquello de:
“No sabes quien es el muerto,
soldadito boliviano
el muerto es el Che-Guevara, y era
argentino y cubano
y era argentino y cubano, soldadito
de Bolivia
y era argentino y cubano
El fue tu mejor amigo, soldadito
boliviano
el fue el amigo del pobre, del
oriente al altiplano
del oriente al altiplano, soldadito
de Bolivia
del oriente al altiplano … “
Y hemos
cantado. Hemos dicho, que necesitábamos decirlo para continuar viviendo,
aquello de:
“Cuando
la fiesta nacional yo me quedo en la cama igual
que
la música militar nunca me supo levantar
en el mundo pues no hay mayor pecado
en el mundo pues no hay mayor pecado
que
el de no seguir al abanderado …”
Y muchas
cosas mas, que allí estaba Paco para recordárnoslas, para cantárnoslas, para
contárnoslas, para hacernos vibrar, reír y llorar. Grande, Paco, muy grande, insustituible
para el ánimo de muchos y para revitalizar nuestras ganas de seguir luchando,
galopando, para aplastar a los infectos, a los inmundos, a los perros de ese
infierno en el que convierten la vida de muchos, para barrer a toda esa gentuza
de la faz de la tierra. Y aunque solo sean sueños, son sueños maravillosos que
nadie nos puede quitar, ni esa mierda que nos pisa y nos exprime, ni toda esa
mierda junta, que si existiese ese dios que
tan patrióticamente defienden siempre, serían los primeros en caer ante
su justicia.
Grande,
Paco, grande, muy grande, que me has devuelto, que nos has devuelto, al menos
por un tiempo, las ganas de vivir, eso si, de vivir luchando para acabar con
toda la podredumbre.
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